lunes, 31 de mayo de 2010

O Dreamland // Lindsay Anderson



O Dreamland se dedica a retratar el Parque de Atracciones de la localidad británica de Margate, en Kent. Los visitantes de la tarde del sábado o el domingo pasean entre clásicas atracciones. Los espectadores entre tanta diversión que mas les sirve para matar el tiempo que como entretenimiento. Ayuda a ello el desajuste del sonido que repite incesante el último éxito de la música ligera, los números del bingo y la risa mecánica y enloquecida de los autómatas. En estos pabellones los que más contraste provocan con la alienación de los espectadores que se congregan en ellos. Los autómatas son víctimas o verdugos de las más atroces torturas. Así, podemos contemplar la ejecución en la silla eléctrica del espía atómico Rosemberg mientras un funcionario de prisiones se carcajea hasta el descoyunte o torturas chinas e inquisitoriales entre las que destaca “la muerte por mil cortes”.
Nos perturban los fenómenos no es que sean diferentes, sino lo que los asemeja a nosotros. Algo parecido ocurre con los autómatas. Nos inquietan y, por tanto, nos fascinan, porque en ellos reconocemos lo humano de su automatismo.

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