martes, 26 de enero de 2010

Las estaciones // Artavazd Pelechian (1975)


La cámara de Pelechian se convierte en testigo presente, cómplice y observador, aunque con montaje antinarrativo, así se introduce en el contexto de la dura vida de los campesinos, habitantes de remotas montañas, que trasladan rebaños a través de peligrosos barrancos y ríos, pero también muestra sus casamientos y alegrías, esto evidencia el modo de vida que fluye en el mismo ritmo de los ríos, del pasto y de las cimas que se empinan hasta los hermosos contrastes de las nubes.

Observamos en segmentos con mucho detalle a esos campesinos que muy poco hablan evitando los encuadres convencionales, así como las poses de los entrevistados, la convencional estructura narrativa de causa-consecuencia y resolución de conflicto, secuencias larguísimas que no contrarrestan con otras muy cortas, gente ruda que se va descubriendo poco a poco creandonos una cierta simpatía, con las mismas angustias, anhelos que nosotros y una imponencia ante la magnificencia de la naturaleza, solo que a ellos se les da más humildemente y con armonía, al contrario de nosotros los occidentales.

La banda sonora es expresiva y sustituye sin duda a la palabra.

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